Imágenes de lo Celestial

Semana 5: Y Jesús Lloró
Se ha dicho que Juan 11:35 es uno de los versículos más cortos de toda la Biblia.Brevemente, declara: “Y Jesús lloró.” El contexto es la llegada de Jesús a la tumba de su amigo Lázaro. Jesús, como nosotros en todas las cosas excepto el pecado, se conmueve y responde de una manera típica en momentos de pérdida. Jesús lloró. Nos haría muy bien en reflexionar sobre la imágen que describe y el mensaje proclamado en esas palabras. Jesús experimentó tristeza y dolor al darse cuenta de la inminente partida física de Su querido amigo. También sintió compasión con la pérdida de Marta y María quienes lamentaron la muerte de su hermano. La resurrección de Lázaro es uno de los mayores signos de la divinidad de Jesús registrada en el evangelio de Juan. Sin embargo, antes que Él revelara la gloria de Su divinidad, Jesús reveló la gloria de Su humanidad cuando pudo ser capáz de compartir una de las experiencias más tristes.
Y Jesús lloró.
Semana 4: Una Nueva Visión
Muy a menudo en nuestra oración, nos puede venir a la mente las letras de canciones conocidas y
estas inspiraciones nos conectan a la sabiduría de San Agustín, quien enseñó que “cantar es orar dos veces.”
Al reflexionar sobre el don de la vista que Jesús dio al ciego de nacimiento, recuerdo la canción (en inglés) “Abre mis ojos.”
Esta canción es una oración: “Ábreme los ojos, Señor, ayúdame a ver tu rostro. Abre mis ojos Señor, ayúdame a ver.”
Tómese un tiempo esta semana para escuchar esta canción. (Se puede encontrar en YouTube o en otras fuentes en Internet).

Que nunca demos por hecho, sino que siempre estemos agradecidos por el don de la vista.
Juntos, pidamos a Dios que abra nuestros ojos para ver Su belleza, Su verdad, Su amor en el mundo que nos rodea, en las relaciones de amor con familiares y amigos, en las palabras de las Escrituras, en nuestra oración personal y en los sacramentos, especialmente el de la Reconciliación y la Eucaristía.
Semana 3: Llamados a la conversión… y comunidad

El encuentro de Jesús con la mujer samaritana – tradicionalmente el centro de nuestra atención el tercer domingo de Cuaresma – es un maravilloso relato de la conversión de una mujer.
La mujer samaritana llega progresivamente a un conocimiento más profundo de Jesús, identificándolo primero como judío, luego como profeta, luego como Mesías y finalmente como ¡Salvador del mundo!
La mujer samaritana es también un ejemplo de cómo la comunidad es parte integral de la existencia humana.
Ella se encuentra con Jesús por primera vez cuando está sola, rechazada y aislada de sus compañeros… ¿por qué otra razón estaría sacando agua del pozo en el calor del mediodía, cuando otros habrían estado en el pozo en un momento más fresco del día?
Esta mujer y Jesús forman una amistad comunal entre ambos, superando las barreras de género, nacionalidad y religión.
Finalmente, la veracidad del testimonio de la mujer gana la credibilidad y aceptación de sus conciudadanos, quienes reconocen que vinieron a ver a Jesús por primera vez por su palabra.
Conversión y comunidad… elementos esenciales de la experiencia de Cuaresma.
Semana 2: La Transfiguración
Cada año, el misterio de la Transfiguración de Jesús es el tema de nuestra oración y meditación del 2º Domingo de Cuaresma.
Luego de que Jesús predijera Su pasión y muerte, fue a una montaña con Pedro, Santiago y Juan donde experimentaron una visión de Jesús apareciendo en la gloria con Moisés y Elías. En Su Transfiguración, Jesús reveló lo que yo llamaría un “anticipo” ¡de la gloria de la resurrección!
Aunque a veces la Cuaresma parezca un tiempo de sacrificio y auto-negación, la oración, el ayuno y la limosna, también
son prácticas espirituales que abren nuestros corazones y nos permite ver con los ojos de la fe un pedacito de la gloria de Dios en nuestras vidas.
Que siempre podamos ver la gloria de Dios en el mundo a nuestro alrededor, en el amor que compartimos con los amigos y familiares, en las oportunidades que Jesús nos da de servir al prójimo, y en nuestra oración, especialmente cuando reconocemos Su presencia ¡en el don de Su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía!

Semana 1: Tentación

Preferiríamos mucho más no insistir en la realidad del mal y más aún en la realidad del Maligno, sin embargo, cada año, el primer domingo de Cuaresma, reflexionamos sobre cómo Jesús fue tentado por el diable en el desierto.
También nosotros somos tentados diariamente por muchas de las mismas tentaciones de Jesús: comodidad física y/o placer, poder/control, prestigio/estatus.
Jesús pudo resistir las tentaciones del diablo, porque era Dios, pero también porque en su humanidad sabía en su mente y en su corazón que no estaba sólo en la lucha contra el mal.
Jesús bien sabía de la presencia del Padre, del Espíritu y de los ángeles que lo protegían en su vida.
Para resistir cualquier tentación que experimentemos, también nosotros debemos recordar que nunca estamos solos en esta vida.
Estamos invitados a tener una relación con Dios donde seamos conscientes de su presencia en nuestras vidas en cada momento.
También estamos invitados a recordar la presencia de ángeles y de los santos que siempre interceden por nosotros.
Finalmente, estamos invitados a superar el aislamiento que nos hace más vulnerables a la tentación y no buscar el contacto humano que necesitamos de los unos a otros.
La clave para resistir la tentación en nuestro camino hacia la Pascua, es tener siempre presente de que somos miembros de la comunión de los santos, ¡en este mundo y en el venidero!
Introducción
Hermanos y hermanas: hemos estado en las tinieblas, pero ahora somos luz en el Señor. Vivamos como hijos de la luz, porque la luz produce todo tipo de bondad, justicia y verdad.
Al prepararos para el tiempo de los 40 días de Cuaresma, estamos llamados a contemplar cómo podemos acompañar a Jesús en Su camino hacia Su pasión, muerte y resurrección por medio de nuestra oración, ayuno y limosna.

Para la Cuaresma hemos elegido el tema “Vivamos como hijos de la luz” de la carta de San Pablo a los Efesios, que escucharemos el 4º domingo de Cuaresma, esta frase es un llamado a la acción como también un recordatorio de poner nuestra confianza en Jesús, quien es “la luz del mundo.”
Aquí en El Buen Pastor, tenemos la bendición de contar con muchas oportunidades en la Cuaresma para la oración, el ayuno y limosna mediante la participación en la Misa diaria, la Adoración Eucarística, la confesión, el retiro parroquial, las colectas de alimentos, la Petición Cuaresmal del Obispo y más. También queremos brindar un nuevo recurso semanal para enriquecer nuestra Cuaresma con verdad, belleza y bondad.
Esta Cuaresma, les presentamos la serie “Imágenes de lo Celestial”. Cada semana, publicaremos una reflexión sobre el evangelio del domingo que incluirá una acción para la semana, acompañado de una obra de arte. La reflexión permitirá una comprensión más profunda del evangelio y meditarlo con una imagen concreta, nos permitirá llevarlo en nuestros corazones y mentes al vivir el evangelio por medio de nuestra oración y acción en nuestro día a día.
¡Espero que esta combinación de arte y reflexión espiritual nos acerque más a Jesús al procurar vivir como hijos de la luz! Encuentre nuestra primera publicación de “Imágenes de lo Celestial” la próxima semana en nuestro correo electrónico semanal, sitio web, aplicación y redes sociales.